Son estructuras cilíndricas hechas con piedra tosca y rematadas por un techo de madera (de los cuáles no queda hoy en día ninguno, dado que la madera es un material delicado). La maquinaria estaba compuesta por dos muelas de piedra, una fija y otra móvil, un tronco de madera llamado árbol que transmite la energía del viento hacia las muelas, además de las aspas, formadas por maderos atravesados y telas que permitían transformar el viento en energía.
Los molinos tenían tres plantas. La maquinaria se situaba en la planta alta. El viento a través de las aspas era transformado en energía, que era transmitida por el árbol a las muelas. La fricción de una muela sobre la otra permitía triturar el grano y convertirlo en harina. La harina caía por un agujero, llamado harnal, hasta la planta baja, en donde era lavada y ensacada. Entre la primera y tercera planta había un altillo construido de madera que hacía las veces de almacén de harina y lugar de descanso para el molinero.
El molino era sujetado por una bóveda fabricada con tosca, elemento que diferencia estos molinos de otros que hay en el mediterráneo. Cada piedra de la bóveda era marcada con un signo, para facilitar las tareas de montaje. Una vez terminada su construcción, el molino era encalado, por tanto estos signos no quedaban a la vista.
Los molinos disponían de una única entrada, dado que las aspas eran fijas. Los molinos de aspa móvil solían tener dos entradas. Diez de los molinos tienen una entrada adintelada, mientras que uno de ellos tiene una entrada con arco de medio punto. La entrada al molino no se encuentra a ras del suelo, sino que se encuentra elevada, esto se debe a que así era mucho más fácil cargar los sacos de harina sobre los mulos.
El molino más antiguo lo tenemos documentado des de finales del siglo XIII, en un documento de división de límites entre los términos de Xàbia y Dénia, el límite se establece cerca del molí dels frares (molino de los frailes). Se llama así porqué en las cercanías hubo un monasterio de frailes jerónimos hasta mediados del siglo XIV. Se piensa que el más antiguo es el número 8, el que tiene la entrada con arco de medio punto por su diferencia constructiva.
El resto fueron están documentados entre los siglos XVI y XVIII, siendo el más reciente uno del siglo XIX. Estos molinos, de acuerdo a las leyes señoriales, eran propiedad del marqués de Dénia, señor de Xàbia. El marqués cedía el dominio útil a cambio de una renta. Ésto fue así hasta la desvinculación de los monopolios, producida en el siglo XIX durante la revolución liberal. Después los molinos pasaron a la propiedad del Estado y vendidos en pública subhasta, momento en el que el Ayuntamiento de Xàbia adquirió tres de ellos.
Los molinos de viento nos hablan de una época en el que el valle del río Gorgos se cultivaba el cereal, de hecho Xàbia fue en la época moderna un granero para la comarca. Sin embargo, durante el siglo XIX la producción cerealística cayó, en parte porqué se podía importar a precios muy baratos, gracias a la navegación a vapor, des de Crimea o Egipto. También el boom del cultivo de la pasa en Xàbia contribuyó a la sustitución del cereal por la viña. Además la mejora económica también supuso una diversificación de la dieta, en la que el cereal perdió parte de su protagonismo. Finalmente la introducción de nuevas fuentes de energía como la electricidad supusieron que los molinos de viento cayeran en desuso y abandonados, fueron poco a poco expoliados para el reciclaje de sus materiales.
Hoy en día son un importante patrimonio que es necesario proteger y transmitir a las siguientes generaciones.
Fuente. http://elrincondetucidides.wordpress.com/tag/xabia/
Publicado en 5 septiembre 2013
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