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Javea posee uno de los paisajes más privilegiados de la Costa Blanca.
Javea posee uno de los paisajes más privilegiados de la Costa Blanca. Y si cuenta con montañas
como el Montgó o el parque forestal de la Granadella o con un casco urbano muy cuidado, destaca, sobretodo, por sus magníficos acantilados y sus espectaculares calas.
El Ayuntamiento de Javea ha señalizado 15 lugares para la contemplación que conforman la “Ruta de los Miradores de Jávea”. Todos tienen acceso desde el coche. En cada mirador hay colocado un panel explicativo. Cuatro son los cabos que tiene Jávea; el cabo de San Antonio, el de San Martín o Cap Prim, el Cap Negre y el Cabo de La Nao. Vamos a dar una vuelta por el litoral de Javea echándole un vistazo desde sus miradores. Empezamos por el Norte y costeando iremos hacia el Sur.
Para llegar al primer mirador hay que coger la carretera de Les Planes, la serpenteante carretera que transcurre entre el Montgó y el mar, y que une Javea con Denia. Cuando llegamos a la parte alta giramos hacia la derecha, por la carretera del Cabo de San Antonio, dejando el majestuoso Montgó a la izquierda. Aquí encontraremos los dos primeros miradores. El de els Molins y, más adelante, el del Cap de San Antoni.
A mitad de carretera encontraremos el indicador dels Molins. Se gira a la derecha por un camino de tierra. Medio kilómetro más adelante llegamos al mirador donde destacan unos molinos. Del siglo XIV al S. XVIII se construyeron 10 molinos para moler trigo y otros cereales, aprovechando el “llebeig” que siempre sopla sobre el Cabo San Antonio. Desde este mirador se puede ver el pueblo de Javea, al fondo el Puig de la Llorença en Benitatxel. También se adivina la cresta del Peñón de Ifach y la sierra de Bernia.
A la izquierda del mirador podemos contemplar una parte de la costa, la que va desde el puerto de Javea, a la izquierda, hasta el Cap Prim. Es la Bahía de Javea. Desde este mirador salen algunas rutas muy interesantes para hacer. Desde un paseo por estos molinos a la subida a la cima del Montgó (11 duros kilómetros). También es posible descender al puerto de Javea, a poco más de tres kilómetros.
Volvemos a la carretera del Cap de San Antoni y, al final de la misma, nos encontramos con el segundo mirador. A 160 metros de altura se encuentra el Cap de Sant Antoni, prolongación del macizo del Montgó. Separa las poblaciones de Denia y Javea. Hacia la parte de Denia y el faro los cortados son extraordinariamente abruptos, casi verticales. La parte sur, la que da a Javea es mucho más suave. De hecho hay una bonita ruta que sube desde la playa del Tangó o del Pope, la más al norte de la costa de Javea, justo al final del puerto deportivo, hasta este mirador. Y no tiene ninguna dificultad.
Desde este mirador podemos observar toda la bahía de Javea cerrada por este Cabo y el Cap Prim. Los cuatro siguientes miradores se encuentran en esta bahía, antes de pasar el Cap Prim hacia el sur.
Para encontrar el tercer mirador, volvemos por la carretera por la que entramos. Aconsejo bajar hasta el puerto por la primera calle que encontramos a la izquierda, la cuesta de San Antonio o también llamado caminito romántico por sus espectaculares vistas. Es una estrecha carretera que circula entre los chalets que hay en la falda del cabo.
Atravesamos el puerto de Javea y su playa de la grava y, por la costa, por la carretera que va junto a la playa del primer montañar llegamos a la playa del arenal, única playa de arena de toda Javea. Forma una pequeña bahía o entrante. En la punta sur, atravesando toda la playa, se encuentra este mirador situado sobre unas pequeñas rocas. Desde aquí se contempla la espectacular figura del Montgó. En la otra punta del Arenal podemos ver el Parador Nacional, separado de la playa por el Canal de la Fontana, una de las antiguas desembocaduras del Río Gorgos, hoy convertido en un canal para fondear barcos. Al fondo, sobresale el largo brazo del Cabo de San Antonio, de donde venimos.
Continuamos costeando en dirección sur. A la izquierda tenemos los chalets situados junto a la playa del segundo montañar o de las roquitas. A poco menos de medio kilómetro nos encontramos el cuarto mirador. Esta playa tiene un aspecto lunar. Está formada por tosca un material muy fácil de tallar y muy utilizado en las casas del pueblo y en chalets. Este canal excavado sobre las rocas permitía la entrada de agua al interior donde había unas salinas llamadas El Saladar.
Hacia el sur podemos ver, ya muy cerca el Cap Prim. Vemos también en toda su extensión la bonita playa del primer montañar que termina en La Caleta donde se sitúa nuestro siguiente mirador.
Continuamos por esta carretera, paralela al mar, dirección Sur hasta el final de la misma que termina en una rotonda. Dejamos el coche y por un bonito paseo peatonal de no más de 100 metros llegamos a La Caleta. A la derecha, unas escaleritas nos llevan a este mirador desde el que podemos ver esta calita que forma una pequeña ensenaday que está delimitada por las paredes blancas de la montañita en la que estamos situados. De ahí el nombre de Cala Blanca.
La roca de la derecha de esta cala forma un trampolín natural donde pequeños y mayores se dan un chapuzón. Sobre esta montaña fue donde se construyeron los primeros chalets de veraneantes, muchos de ellos alcoyanos. Desde La Caleta podemos seguir andando por las rocas junto al mar hacia la segunda caleta. Arriba se encuentra nuestro siguiente mirador.
Desde el mirador de Cala Blanca hay un caminito por la montaña que nos lleva a este mirador. No son más de 150 metros. Está situado sobre la segunda caleta. Vemos ya las calas que se encuentran sobre la parte norte del Cap Prim, como la cala del Francés o la cala de la Sardinera.
Hemos llegado al final de la bahía. Esas calitas que forman los recodos del Cap Prim son de difícil acceso, muchas solo accesibles en barco, pero la tranquilidad y la pureza del mar hacen aconsejable una excursión. Los siguientes miradores ya los encontramos en la parte sur del Cap Prim, sobre los abruptos acantilados que van desde este cabo hasta la punta de la Granadella, pasando por el Cabo de La Nao y el Cap Negre.
Retrocedemos en nuestro camino por la avenida Ultramar hasta el primer cruce, que giraremos a la izquierda por la calle España. Seguimos recto en el siguiente cruce por la carretera del Portixol en dirección al Cabo de La Nao. Discurre esta zigzagueante carretera entre chalets y pinadas. Unos 3 km después, a la izquierda, en una curva vemos una cruz de tosca, que es la Cruz del Portixol.
Desde este mirador podemos ver justo enfrente la pequeña isla del Portixol, y a la derecha, cerrando esta pequeña ensenada, el Cap Negre. Desde este punto comienzan dos rutas sin ninguna complicación que nos llevan, una a la cala del Portixol, y otra hasta la punta del Cap Prim y a la cala de La Sardinera. El camino es precioso entre pinadas y bordeando el mar.
Para llegar al siguiente mirador continuamos por la carretera en dirección al Cabo de La Nao. Hay que llegar hasta el desvío que baja a la Cala de la Barraca o del Portixol. Descendemos por esta carretera y casi llegando al final nos volvemos a desviar a la derecha. Está indicado. Nos encontramos aquí justo arriba de la cala del Portixol, en su parte sur.
Mirando hacia la derecha vemos el Cap Negre. Si vamos un día con el mar tranquilo, como son casi todos, las vistas del mar son espectaculares. Mas que el mediterráneo parece una piscina con todas las tonalidades que van desde el azul marino al verde mar. Lo transparente que está el mar en esta zona tan poco frecuentada y la cantidad de rocas que hay lo hace un sitio ideal para disfrutar del buceo.
Volvemos a subir hasta la carretera del Cabo de La Nao para encontrar nuestro siguiente mirador: el de La Falzia. Desde aquí apreciamos toda la bahía del Portixol con su enorme pinada que llega hasta el mismo acantilado. Al fondo vemos el largo brazo del Cabo de San Antonio y el Cap Prim con sus innumerables islotes.
La distancia entre la punta del Portixol y la isla, que si estás un poco en forma se puede hacer a nado, y el fabuloso Mar Mediterráneo que baña estos acantilados de Javea tienen aquí un esplendido lugar de observación.
Volvemos a salir a la carretera del Cabo de La Nao para encontrar el siguiente mirador. Después de una larga recta y pasado el desvío de La Granadella giramos a la izquierda por la carretera que se adentra en la urbanización Balcón al mar. A poco menos de un kilómetro se encuentra, quizás, el más espectacular de los miradores. Estamos sobre el Cap Negre y tenemos alineados frente a nosotros el Cap Prim y el Cap de Sant Antoni. La isla del Portixol completa una panorámica de la abrupta costa de esta población.
Por una pequeña ruta hacia la derecha podemos seguir andando hasta llegar a los pies del Cap Negre llamado así por las manchas negras de sus paredes. Hay que llevar cuidado con la altura del acantilado aunque el camino es suficientemente ancho. La tranquilidad del paseo es absoluta. Solo algunos barquitos en el horizonte turban la paz.
El siguiente mirador, el número 11, es el del Cap de La Nao, el cuarto cabo de Jávea y la parte más oriental de la Región. También es el punto más cercano a la isla de Ibiza, que es visible desde aquí en días muy claros. El faro del Cabo de La Nao fue muy importante para la navegación. Se construyó en 1.914, y, todavía está en uso.
Debajo del impresionante acantilado del Cabo de La Nao se encuentra la “Cova dels Òrguens”una pequeña cavidad que permite la entrada de pequeñas embarcaciones. La vegetación del cabo son pinos blancos, retorcidos por la acción del viento, palmitos y acebuche.
Desandamos el camino y volvemos por la carretera del Cabo de La Nao en dirección a Javea. A pocos metros encontramos el indicador de Pesqueres, llamado así por el arte de la pesca que se hacía en estos acantilados. Con cuerdas se descolgaba la gente por las paredes para con la caña y un tridente pescar las ricas especies que pueblan este trozo de mar tan limpio y tan virgen debido a su orografía.
Desde el mirador podemos contemplar en todo su esplendor la mole que forma el Cabo de La Nao por un lado, y hacia el otro lado la isla del Descubridor. Un islote que se encuentra frente a la conocida cala naturista de Ambolo.
Seguimos la carretera de vuelta del Cabo de La Nao hasta Javea y un poco más adelante, a la izquierda, encontramos el siguiente mirador, el de Ambolo. Hacia el sur podemos ver la continuación de los promontorios originados por las laderas del Puig de la Llorença, en Benitaxel. Justo debajo, por un caminito empinado, podemos descender a la solitaria cala del Llop Marí. Al fondo se aprecia la figura del penyon d’Ifach.
Hacia el norte del mirador divisamos en su totalidad la cala de Ambolo con el Cabo de La Nao, coronado por su faro, en la lejanía.
Volvemos hacia Javea y tomamos el desvío hacia la cala de la Granadella, la más al sur de la costa de Javea. A mitad de carretera nos desviamos a la izquierda para encontrar el mirador. Hacia el Norte contemplamos la alargada silueta (55m) de isla del descubridor pegada casi al continente. Arriba de la isla la torre vigía construida en el S. XVI para defender el litoral. Vemos también la cueva del Llop Marí, visitada por motos de agua y pequeñas embarcaciones.
Hacia el sur el morro del castell de la Granadella conserva una pequeña fortaleza, construida para defenderse de los piratas norteafricanos, accesible desde la cala. Ésta cala de aguas cristalinas, aunque demasiado frecuentada, es el lugar perfecto para terminar esta ruta costera de los miradores.
Al último mirador no se puede llegar en coche. Cuando estamos llegando a la cala, un desvío nos indica un camino para llegar a este mirador que se encuentra en el parque forestal de La Granadella, que en el año 2000 sufrió un incendio que convirtió una enorme pinada en un terreno rocoso. Hay unos 3.5 km. También puedes llegar desde la urbanización Pinomar, que te deja más cerca.
FUENTE DE LA ENTRADA: http://www.provinciadealicante.es/miradores-javea/
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